Un género cinematográfico capaz de cambiar la percepción de
la realidad es el western. En la película de 1968, “El Mercenario”, también
llamada “Salario para matar” nos encontramos con una escena, testimonio del
sentido teatral, ilógico e irreal del spaghetti western. La imagen y la banda
sonora de Ennio Morricone nos acercan a un rito: Una profundidad más allá de la
fuerza de la voluntad por entender una historia.
Por Antonio Fernández Munárriz.
Con Jack Palance y Franco Nero como cabezas de cartel nos
introducimos en una historia más sobre la Revolución Mexicana como trasfondo
histórico. Los actores y el director coincidieron en otro mítico western
también rodado en España: “Compañeros” (1970), conocido como “Vamos a Matar,
Compañeros”; también con banda sonora de Ennio Morricone.
La escena: Un asesinato, se convierte en un duelo al aparecer el
mercenario interpretado por Franco Nero. El payaso (interpretado por Tony
Musante), los sicarios de un pistolero interpretado por Jack Palance y el
propio “Rizos” (Jack Palance) aparecen en la escena. Al toque de una campana se
realizan los disparos, antes la presentación y justificación de los actores y
la historia.
En cinco minutos los espectadores asistimos a una magistral
puesta en escena con profusión de planos en absoluta armonía con la música. Una
escena mítica del western recordada por su influencia, e incluso copia, en
muchas películas de acción.
En “Kill Bill”, de Quentin Tarantino vemos su
influencia y escuchamos la melodía.
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